La relación del hombre y el olivo se remonta a más de 4.000 años atrás. En nuestras tierras andaluzas, al igual que en las tierras de la cuenca mediterránea de clima parecido al nuestro, su presencia resulta tan familiar que quizá pueda pasarnos desapercibida. Pero una relación de amistad tan antigua da lugar a muchas historias que merece la pena conocer.

¿Has oído hablar de la ruta de los olivos centenarios de Órgiva? Se trata de un recorrido circular, de dificultad baja, perfecta para hacer en familia y con niños, que nos guía a través de varias fincas que cuentan con antiquísimos ejemplares de olivos, cuyo origen se remonta al periodo nazarí alpujarreño.

La ruta

La ruta comienza en el carril que hay frente al Bar Mirasierra. Para llegar hasta aquí desde el Hotel Mirasol hay que bajar por la Avenida González Robles dirección Motril, todo recto hasta llegar a la esquina del bar Mira Sierra. Una vez allí, cruzamos el paso de peatones que hay junto al semáforo y nos encontramos con los carteles que señalizan el sendero a ambos lados del camino.

Una vez pasado los letreros se gira a la derecha par empezar la ruta. Comenzamos por un camino con fincas privadas valladas y ya podemos ir observando los primeros olivos. Olivos impresionantes, con grandes troncos retorcidos que ponen de manifiesto la longevidad de los ejemplares. Sobre la mitad del camino nos cruzamos con una finca donde tienen más árboles centenarios. Se trata de una finca moderna y bien cuidada, con jardín. A la entrada de la finca hay un imponente ejemplar centenario.

Continuamos por este carril hasta llegar al Cortijo del Cura, donde desembocamos a la carretera nacional de Órgiva a Motril. Seguimos por esta carretera, dirección Motril hasta cruzar el camping. A continuación cruzamos la carretera y bajamos una pequeña pendiente hasta el Puente de los Siete Ojos, seguimos por el carril que hay junto al río Guadalfeo hasta cruzar el río Chico y subimos por un carril hasta una finca que hay en la derecha del camino. Antes de llegar a esta finca, en la vereda del camino, encontraremos uno de los olivos más grandes y vetusto.
Esta finca, y la que se encuentra a su lado, disponen de otros cuantos olivos centenarios rodeados de naranjos. Seguimos el camino, custodiado por fincas en la que es posible ver más olivos y giramos a la izquierda para remontar hasta el Molino Benizalte. Superado el molino continuamos, bajamos un pequeña pendiente y caminamos hasta la alameda de eucaliptos.

Dedicar una mirada a uno de nuestros olivos centenarios, seres de ancestral y profunda belleza, es adentrarse con los ojos y la imaginación en una relación de miles de años. Su presencia es la viva imagen de la dignidad, con el venerable barroquismo de sus troncos modelados por el tiempo nos recuerdan que los humanos somos tan solo un eslabón más de una cadena de seres vivos merecedores de respeto.